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¿Sabías qué? El cerebro humano genera alrededor de 12-25 vatios de electricidad, lo suficiente como para encender una bombilla pequeña.
¡Hola futuro médico! Bienvenidos a un fascinante recorrido por uno de los sistemas más intrincados y sorprendentes de nuestro cuerpo: el sistema nervioso central (SNC). El sistema nervioso central (SNC) es como el maestro de orquesta del cuerpo humano, coordinando y controlando todas las funciones del organismo. Este sistema, compuesto por el cerebro y la médula espinal, es esencial para nuestra capacidad de pensar, sentir y realizar acciones.
Índice de Contenido:
Cerebro
Es el órgano más voluminoso del encéfalo, está constituido por dos hemisferios cuya superficie presenta numerosas circunvoluciones, que dividen a los hemisferios en lóbulos. Hacia atrás, los hemisferios cubren totalmente el cerebelo. Su peso representa las 4/5 partes del peso total del encéfalo.
La corteza cerebral se divide en áreas, cada una de las cuales cumple una función determinada: El área motora se encuentra en el lóbulo frontal y nos permite movernos, el área sensitiva está atrás en el lóbulo parietal y nos permite reconocer el tamaño, forma, peso y textura de los objetos, la posición de nuestro cuerpo, así como integrar los estímulos sensitivos. El área visual se asienta en el lóbulo occipital, el área auditiva en el lóbulo temporal, el área del olfato en el lóbulo temporal y el área del gusto en la profundidad del surco lateral. En el cerebro también se encuentran áreas de asociación que están relacionadas con la inteligencia, la personalidad, la memoria y el juicio.
Mesencéfalo
Es una estructura que une el puente y el cerebelo con el cerebro. En su interior se encuentra un conducto llamado acueducto del cerebelo (o acueducto de Silvio), que comunica al cuarto ventrículo con el tercero, que son cavidades dentro del sistema nervioso que contienen al líquido cefalorraquídeo. Por medio de fibras nerviosas tiene comunicación con distintos centros nerviosos, está relacionado con los impulsos visuales y auditivos, es el responsable de que movamos la cabeza al oír ruidos o mover los ojos cuando nuestra cabeza cambia de posición.
El mesencéfalo se divide en tres partes principales:
Tegmento:
Controla el movimiento, el dolor y la ansiedad a través de estructuras como la "sustancia negra" y la "sustancia gris periacueductal", además de tener un centro de control, el "núcleo rojo" que está en el centro y se encarga de algunas rutas nerviosas.
Téctum:
Pedúnculos cerebrales:
Médula Espinal
Es una especie de cordón largo, de aproximadamente 42 cm de largo y 2 cm de ancho. Tiene dos sitios donde es más ancha debido a que de ahí emergen los nervios para las extremidades superiores e inferiores. Está compuesta por una sustancia gris que se forma por cuerpos neuronales, dendritas y células de la glía, ocupando una posición central, y una sustancia blanca que rodea a la sustancia gris y contiene los axones neuronales.
La médula espinal se encarga de integrar los arcos reflejos primarios; además, transmite estímulos sensitivos y motores. La sustancia blanca transmite impulsos nerviosos mientras que la sustancia gris recibe y envía estímulos nerviosos, que llegarán hasta los centros superiores en el cerebro.
Puente o Protuberancia Anular
Se encuentra arriba del bulbo raquídeo, debajo del mesencéfalo y delante del cerebelo. Tiene forma cuadrilátera, alargada en su eje transversal y contiene núcleos de nervios craneales.
La protuberancia anular es responsable de funciones automáticas y vitales, como la respiración, el ritmo cardíaco y la regulación del sueño. Este pequeño pero poderoso puente orquesta una sinfonía de actividades fisiológicas que a menudo damos por sentadas. Establece una conexión vital con el cerebelo, contribuyendo a la coordinación motora y la precisión en los movimientos. Esta colaboración entre estructuras cerebrales destaca la complejidad y la elegancia del sistema nervioso.
Bulbo raquídeo
Estructura de unos 3 cm de longitud que conecta la médula espinal con el cerebro a través del agujero magno en el cráneo. Desempeña un papel esencial en la regulación de funciones vitales como el ritmo cardíaco, la respiración y la dilatación de los vasos sanguíneos. También controla reflejos importantes como la deglución, la tos, el hipo, el parpadeo y el estornudo.
Tálamo
Se encuentra arriba del mesencéfalo y a los lados del tercer ventrículo, en la base del cerebro; tiene forma ovoidea y está formado por dos masas de sustancia gris cubierta por sustancia blanca. Funciona como estación de relevo y de interpretación de los impulsos, es decir, recibe los impulsos sensitivos, los selecciona y los envía al cerebro con excepción de los impulsos olfatorios. Por medio del tálamo hacemos conscientes las sensaciones dolorosas.
Hipotálamo
Ubicado justo debajo del tálamo, el hipotálamo actúa como el director de una orquesta hormonal, supervisando la liberación de sustancias químicas clave que regulan el hambre, la sed, la temperatura corporal y el ciclo de sueño. Es el maestro detrás de nuestras necesidades más fundamentales.
Este pequeño gigante no trabaja solo. Está interconectado con la glándula pituitaria, formando el eje hipotálamo-hipofisario, un sistema crucial para la regulación hormonal. Juntos, controlan funciones tan diversas como el crecimiento, el metabolismo y la respuesta al estrés. El hipotálamo también desempeña un papel crucial en las respuestas emocionales. Controla la liberación de hormonas relacionadas con el estrés y la emoción, influyendo directamente en nuestro estado de ánimo y nuestras reacciones ante el entorno.
Cerebelo
Ubicado en la parte posterior e inferior del cráneo, debajo del cerebro y atrás del tallo encefálico. Suele compararse con la forma de una mariposa con alas voluminosas y extendidas, la parte media o vermis, asemeja un gusano y a ambos lados están los hemisferios cerebelosos. Se une al bulbo raquídeo, a la protuberancia y al mesencéfalo. Su función va más allá. El cerebelo es el guardián de nuestro equilibrio. Recibe información constante sobre la posición del cuerpo y la cabeza, ajustando instantáneamente nuestros músculos para mantenernos en pie. Es como un giroscopio interno que evita que nos tambaleemos.
Sin duda, la capacidad que el sistema nervioso central tiene para adaptarse y reorganizarse a través de la neuroplasticidad muestra su increíble resiliencia y complejidad. Protegido por barreras físicas como el cráneo y las meninges, y sumergido en líquido cefalorraquídeo, el SNC demuestra ser no solo crítico para la supervivencia, sino también un testimonio de la sofisticación evolutiva de los organismos.
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